Una historia que se remonta a hace más de un siglo…
En 1920, mi abuelo deja constancia sobre la plantación de una viña que hoy conservamos como parte de nuestros viñedos propios dentro de nuestra finca La Llana.
100 años más tarde, contamos con 20 hectáreas de viñedo propio, manteniendo tanto las viñas heredadas de mi abuelo como las que mi padre Luis, quien, en los años 70, fue agrandándolas con la compra de terrenos y viñedos colindantes. A esas viñas sumamos en el año 1999 la última viña que plantamos Jesús y yo coincidiendo con el nacimiento de nuestro hijo menor.
…y continúa a día de hoy
Actualmente nuestros viñedos propios se encuentran agrupados en 5 parcelas subdivididas en un total de 52 subparcelas. Los viñedos se encuentran a una altitud entre 450 -520 metros, asentándose en suelos de diferentes composiciones. Desde suelos de cantos rodados y arenas cerca del Ebro, hasta suelo arcilloso-calcáreo con subsuelo de roca caliza estratificada, e incluso pasando por suelo pobre con abundante piedra arenisca superficial que condiciona su producción. Suelos característicos de Rioja Alavesa con rasgos diferenciados entre uno y otro, lo que nos indicará la forma de trabajar las viñas para obtener uvas con personalidad propia.
Cada cosecha aprendemos del saber acumulado en sus raíces, llevando acabo una agricultura sostenible, cuidando el entorno, favoreciendo la fauna y arbolado autóctono que conforma el ecosistema de nuestro terreno
Una historia que se renueva en cada vendimia
Cada mes de septiembre recorremos el viñedo leyendo en los racimos, granos y hojas el momento óptimo de maduración. Así, el Tempranillo, Mazuelo, Graciano o Viura se recogerán en el momento más adecuado a lo largo de una vendimia manual y escalonada.
La entrada de las uvas en bodega dará paso a diferentes procesos de elaboración hasta haber alcanzado la ilusión de cada año y da comienzo del nuevo ciclo para el viñedo propio de esta zona.
Rioja Alavesa – El entorno
Rioja Alavesa forma parte de la comarca natural que se crea entre la Sierra de Cantabria y la orilla izquierda del río Ebro con una longitud de 40 Km y anchura de 15 Km aproximadamente.
Dólmenes, enclaves prehistóricos y necrópolis dan fe de asentamientos humanos muy tempranos, e históricamente, durante muchos siglos, el cultivo de la vid ha formado parte de la agricultura de la comarca como acreditan los muchos lagares rupestres que se conservan hasta hoy. Cosa que se refuerza con el hecho de que Rioja Alavesa goza de unas condiciones inmejorables para el cultivo de la vid:
- Protección de los vientos fríos del norte por la Sierra de Cantabria.
- El terreno desciende de la sierra hacia el valle favoreciendo su orientación sur con una mayor incidencia de los rayos solares, lo que resulta beneficioso para la maduración de los racimos.
- Las parcelas se encuentran en terrazas con una ligera pendiente que favorece la evacuación de las lluvias evitando el encharcamiento.
- La composición del suelo mayoritariamente arcilloso-calcárea que actúa como factor de calidad.
Además, sus viticultores son depositarios de un legado de buenas prácticas de cultivo y defensores de su entorno con la responsabilidad de transmitirlo en las mejores condiciones posibles. Es en esta comarca donde tenemos nuestros viñedos de los que en cada vendimia aprendemos del saber acumulado en sus raíces, saber que aplicamos para elaborar nuestro vinos Jaun de Alzate y Polus.
Loli