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BODEGAS LOLI CASADO
HISTORIA

HISTORIA

Historia

Dejadme que os cuente la historia de una bodega que se remonta a más de un siglo. La historia de una tradición que se renueva día a día.

EL ORIGEN DE UNA TRADICIÓN

La historia de nuestra bodega se remonta más de un siglo, a la época de mi abuelo Eusebio, donde la agricultura era la economía de la zona. Se trataba de una economía de subsistencia, más diversificada que la actual, donde se combinaban el cultivo del cereal, el olivo y la vid. De esta época mantenemos una centenaria bodega excavada en el suelo, una de las 70 bodegas subterráneas que llegó a tener Lapuebla de Labarca.

Se trata de bodegas en las que, durante los días de invierno, cuando el viñedo descansaba, y no se podía trabajar, los viticultores se dedicaban a picar para aumentar sus calados y hacerlas más grandes.

La uva se transportaba en comportones hasta el lago de piedra donde fermentaba. Las cubas en los profundos calados, guardaban y mejoraban los vinos hasta su venta. El método de elaboración era la Maceración Carbónica, en la cual las uvas enteras realizaban la fermentación en los lagos. Una vez finaliza el rito del pisado en el lago permitía separar tres fracciones de vino:  Lágrima, Corazón y Prensa.

LA HISTORIA AVANZA

Así llegamos a los años 60, donde mi padre, Luis, siguió la tradición que inició mi abuelo, manteniendo su dedicación agrícola y vinícola. Para ello, reconvirtió las fincas de cereal en viñedo e incluso compró las viñas colindantes agrandando así el tamaño de sus parcelas.

Sin abandonar la antigua bodega, edificó una nueva bajo los cánones de los años 70: lagos y depósitos de hormigón en sótanos donde reposaban los vinos mientras se iban embotellando.

Hacia los 80, mi padre decidió vestir con marca propia las botellas de vino que ya comercializaba. De esa forma, en 1982, creó las marcas Jaun de Alzate y Covara (Cosechero viticultor artesano de Rioja Alavesa) y tuvo la valentía de elaborar vinos de crianza con el gran esfuerzo que suponía para un viticultor y bodeguero pequeño. Y todo esto no habría sido posible sin el apoyo y trabajo de mi madre Emi, una mujer que con cuatro cosas hacía milagros. Una foto que se refleja en muchas familias de Rioja Alavesa donde el matrimonio colaboraba para llevar a delante el negocio familiar, y que a día de hoy aún perdura.

De mí, que contar… He crecido jugando entre cepas, garrafones y botellas, vendimiando y embotellando. Durante años he compaginado mi trabajo profesional de enfermería con el apoyo a mi familia con la labor administrativa de la bodega. En 1989, se incorpora al proyecto mi marido Jesús.

UNA NUEVA ETAPA DE LA HISTORIA

Tomamos las riendas de la bodega en el año 2000 tras la merecida jubilación de mis padres después de muchos años de esfuerzo y trabajo.

El mundo del vino evoluciona muy rápido: aparece más competencia, surgen nuevas tendencias, y cada vez hay más prisas. Hay que adaptarse, y con las nuevas necesidades tomamos la decisión de completar nuestra gama de vinos con otra línea más atrevida y personal. Para ello, edificamos una nueva bodega que nos permitiera experimentar e innovar durante la vendimia con elaboraciones especiales. Y así, en 2005 apostamos por Polus, una nueva marca para nuevas ilusiones y que complementa a Jaun de Alzate.

Pero algo no cambia con el paso de las etapas: el respeto por el viñedo, vendimia manual, selección de racimos en el viñedo, cuidado del entorno… pero lo mejor de todo, es que todavía no nos hemos aburrido y queremos seguir disfrutando de lo que hemos heredado con la responsabilidad de mejorarlo y transmitirlo.

Loli